martes, 19 de enero de 2010

Jinete


Escribí este pequeño relato en clase de farmacología. Se que el tema está explotado hasta la saciedad, pero me apetecía escribir algo sobre esto. No tiene nombre y no tengo intención de ponerselo, aunque acepto sugerencias.


Jinete, ¿por qué te vas?
Tú que cabalgabas asido en las largas crines de tu montura, con los cabellos flotantes y los ojos verdes perdidos en el horizonte, ¿por qué te marchas?
Tú que nos prometiste que ningún corcel te derribaría, que por muy bravo que fuese lo domarías con bridas y espuelas.
Pero, ay, jinete, semental albino te derribó en plena monta, no importó tu experiencia... ¿cómo no te distes cuenta que lo que antes montaste no eran más que simples y torpes mulas?
Los cascos poderosos cocearon tu cuerpo, convulsionando ante su relincho, la espuma de su boca cegó tus ojos mezclado con el albero del suelo.
¿Por qué partes?
Y entre crines de algodón yaciste, con la brida enrrollada en el brazo latiente y las espuelas clavadas en la carne, la frente perlada con su sudor espeso, arrastrado por el trotar incesante del caballo blanco.
Tus ojos se apagan fijos en el horizonte, cabalgando solo hacia un destino sin retorno.

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